Editorial Noviembre 2021

Las hermosas playas de Punta Cana serán el marco del XXVIII Congreso de Aseguradores de Centroamérica, Panamá y el Caribe, demorado un año como consecuencia de la pandemia de COVID-19. Este evento organizado por la Cámara Dominicana de Aseguradores y Reaseguradores (CADOAR) con esmero y entusiasmo es el primero de carácter presencial de la región y trata de conservar, con la ayuda de la vacuna, la esencia de las reuniones cara a cara tan importantes en nuestra actividad aseguradora, siendo también propicia la ocasión para reuniones de negocios con los diferentes operadores del mercado ya sean reaseguradoras internacionales o proveedores de servicios, sin dejar de cumplir el celoso protocolo de bioseguridad establecido por las autoridades sanitarias del país.

Un amplio y actual programa académico acompañará las habituales reuniones de negocios. La conferencia inaugural versará sobre “La Respuesta aseguradora ante la crisis; Capacidad de adaptación, Experiencia del Cliente y Riesgos Emergentes”, complementada con diversas exposiciones tales como “Innovación en la industria de seguros”, “La Brecha de Protección de la Mortalidad en América Latina”, “Impacto del Cambio Climático en el seguro” y “Tendencias Regulatorias en Materia de Seguros”.

La pandemia de COVID-19 ha tenido enormes implicancias para la salud, la economía y la cohesión social de los países. Los  gobiernos de casi todo el mundo están enfrentando diversos desafíos que van desde economías debilitadas y sistemas de salud fracturados, hasta altas tasas de desempleo, la desintegración de los programas sociales y un mayor descontento social. Esta pandemia ha demostrado además que la salud es un factor determinante clave del desarrollo social y económico y también la necesidad de garantizar que los sistemas de salud cuenten con suficientes recursos para abordar los desafíos actuales y futuros, además de las necesidades de la población.

La crisis del COVID-19 está llevando a la industria del seguro hacia nuevas formas de gestionar los riesgos: se observa una mayor demanda de cobertura de riesgos tanto en los seguros de Vida como en los de Property and Casualty (P&C), una creciente aversión al riesgo para impulsar una mayor demanda de coberturas a nivel mundial y un aumento de iniciativas para la puesta en marcha de planes que cubran las pérdidas económicas derivadas del manejo de una pandemia por parte de los gobiernos dada la tentación en muchos países de legislar sobre este tema en el “calor del momento”.

Por otro lado, los diferentes impactos de la pandemia y las nuevas tendencias han generado un cambio de foco del largo plazo al corto plazo, con mayor aversión al riesgo, mayor localismo vs. globalización, reducción de libertades individuales, mayor inequidad y un mayor peso de consecuencias negativas en los países en vías de desarrollo. Desde el punto de vista de la geopolítica es importante abordar la problemática de la creciente descentralización del mundo, en un momento de grandes desafíos globales tales como la pandemia de COVID-19, el cyber-risk y el cambio climático, entre otros. Precisamente cuando más se está necesitando trabajar colaborativamente entre los países, la posibilidad y voluntad de hacerlo está en uno de sus puntos más bajos. Esta situación plantea un mayor riesgo de turbulencia en el horizonte y la necesidad de evaluar cómo la industria puede contribuir ante desafíos impredecibles, teniendo en cuenta las necesidades de los clientes y la sostenibilidad económica de cubrir ciertos riesgos.

Resulta importante resaltar el papel de la transparencia en la industria del seguro y, sobre los cambios de comportamientos de los clientes a partir de la pandemia, la necesidad de evaluar los efectos del contacto personal versus la digitalización, y cómo este evolucionará después de la gran aceleración de la transformación digital que generó la pandemia. El aislamiento social como medida de prevención del contagio del coronavirus impuso un uso extendido del teletrabajo, una modalidad conocida pero no tan extendida hasta este particular momento. Esta modalidad laboral exigió nuevas habilidades, pero también desarrolló un nuevo modo de entender la productividad.  Los distintos actores del mercado deberán alinearse para seguir adelante en un contexto muy distinto al conocido, ya sea mediante el desarrollo de nuevos seguros que contemplen este tipo de situaciones y sus efectos sobre la actividad de empresas y particulares. El mercado, indudablemente, tiene que transformar esta crisis en oportunidad.

No obstante, como ocurrió con la cobertura de Terrorismo luego del 2001 y con los cyber-risks, debemos ser conscientes de que a veces el entusiasmo no se traduce en una demanda significativa, ya que en ocasiones se trata de productos costosos que no todos están dispuestos a afrontar. De todas maneras, es importante ponerlas a disposición de la comunidad, como así también las coberturas específicas para Teletrabajo, otra tendencia que se aceleró exponencialmente con el coronavirus.

Seguramente el mercado de seguros no será el mismo en la pospandemia y será importante readaptarse cuando se ingrese a una “nueva normalidad”. Conscientes de ello, las aseguradoras deberán hacer su mayor esfuerzo ante el  renovado escenario y esencialmente adaptarse a las características de un consumidor diferente y más exigente, que espera mucho más que el simple cumplimiento de las condiciones contractuales: necesita ser entendido y sorprendido en la satisfacción de sus necesidades de aseguramiento.

Mientras el mercado asegurador regional trata de adaptarse a las circunstancias de la pandemia, se mantiene la expectativa en una paulatina reversión de la tendencia negativa de los últimos años en la búsqueda de cierta estabilidad. En el mundo asegurador se debaten los desafíos que plantea la innovación tecnológica acelerada por la pandemia en la adopción también de normativas que permitan desarrollar productos innovadores que contribuyan positivamente con la economía de los países y satisfagan las expectativas y exigencias de los nuevos consumidores sin exponer en demasía la solvencia de los aseguradores, donde varios operadores internacionales comienzan a pedir la creación de fondos pandémicos privados/públicos para el futuro. Los reaseguradores  también fueron golpeados por la pandemia  y los riesgos Catastróficos y solo están dispuestos a brindar cobertura Pandémica hasta cierto punto. Deberíamos ver soluciones que también demuestren el respaldo del gobierno, ya que estos temas están más allá de la capacidad de la industria de seguros.

Los aseguradores y reaseguradores de Latinoamérica aprueban firmemente los requerimientos de mejor administración y mayor transparencia en riesgos y el robustecimiento de la actividad. También reafirman que el sector asegurador requiere una regulación específica y una aplicación gradual y consensuada acorde a las características de cada mercado.

Expresamos a los organizadores dominicanos nuestro agradecimiento por el excelente trabajo realizado en estas circunstancias tan especiales, deseándoles a todos los asistentes una muy feliz y fructífera estadía.

Pedro ZournadjianDirector