Editorial de Junio 2022

Si bien es cierto que la pandemia ha transformado de forma imprevista y radical el escenario global, en cuanto a la actividad aseguradora, ante la necesidad de mantener la continuidad de las actividades y de adaptarse al nuevo escenario, se aceleró la innovación que ya se estaba manifestando. Con la ayuda de la innovación tecnológica se pensaron cambios estructurales importantes para establecerse y volver a crecer, a pesar de la explosiva crisis actual nacional e internacional.
Los temas centrales de esta edición son los riesgos Agropecuarios y los seguros de Riesgos del Trabajo, ambos no han sido afectados de la misma manera por la pandemia, llevándose la peor parte los Riesgos del Trabajo.
En materia de seguros Agropecuarios, entrevistamos a un grupo de aseguradores, quienes trazaron un panorama de la marcha del sector, destacando que la campaña que está por finalizar, en general, se considera que ha sido compleja, con incertidumbre por los factores climáticos, macroeconómicos y propios del mercado Agropecuario. Se destaca el alto nivel de competencia, que presiona cada vez más hacia la baja de tasas, incluso por debajo del nivel técnico, motivando a varios operadores al desarrollo de mejores coberturas y beneficios con el fin de diferenciarse como, por ejemplo, con la posibilidad del acceso a coberturas de Sequía, Multirriesgo Agrícola y seguro Paramétrico.
En cuanto a la siniestralidad, está cerrando con números satisfactorios. En cultivos de invierno, esta se ha consolidado en un 38% final, con una producción de prima cercana a los $ 1.500 millones, un crecimiento del 52% respecto al período anterior, con un nivel de aseguramiento cercano a 1.100.000 ha. respecto a los cultivos de verano, aún no se tiene el valor final de siniestralidad. Sin embargo, el valor actual se acerca al 70%, con una producción de prima cercana a los $ 5.700 millones.
Esto representa un crecimiento del 40% respecto del período anterior, con una leve pérdida de aproximadamente 100.000 ha. respecto a la superficie asegurada en 2020/21 de 2.800.000 ha., mientras el resultado global de siniestralidad seria de 63%. Las denuncias de siniestros han arrojado un número acumulado cercano al promedio anual de las últimas 12 campañas, con valores inferiores al promedio en los meses picos de tormentas de noviembre y diciembre, pero superiores en los cuatro meses posteriores del año 2022. Los tiempos de pandemia no han afectado significativamente este negocio, y los principales inconvenientes fueron superados en la campaña anterior, fundamentalmente, los problemas tuvieron que ver con las habilitaciones de circulación y hospedaje de los tasadores, e imposibilidades de trabajo por contagio o aislamiento.
El Agro en general fue uno de los pocos sectores que no se vio afectado por la pandemia. Al contrario, se volvió un mercado atractivo. Tal vez por eso en las dos últimas campañas se sumaron varios actores al mercado de seguros de Agro. Las primas se mantuvieron estables y los resultados por las características del año climático fueron aceptables.
La innovación tecnológica ha impactado al Agro en los últimos años. La suscripción electrónica ha permitido un nivel impensado de precisión e identificación de los lotes asegurados. El seguimiento electrónico de siniestros y la utilización de drones ha logrado una dinámica de respuesta más ágil, y el desarrollo del aplicativo Tasagran ha liberado a los tasadores de elementos incómodos para el relevamiento de campo in situ. Al mismo tiempo, los provee de información muy útil para su labor. Desde lo administrativo, habilitó un marco de seguimiento y control que consolida una gestión más eficiente y confiable. Asimismo, ha posibilitado el desarrollo de NetAgro, una aplicación que permite a los asegurados obtener información satelital adicional. Además, en las últimas dos campañas, permitió implementar la prueba piloto de una cobertura por telemetría para el riesgo de sequía.
Hoy nuevamente la producción agrícola se convierte en un elemento estratégico esencial para la economía de los países productores ante la situación internacional de mayor demanda y alza de precios que provoca la crisis generada por la guerra en Ucrania.
Por su parte, los Riesgos del Trabajo sí fueron afectados por la pandemia haciéndonos reflexionar sobre la siniestralidad, los efectos de la pandemia, el contexto económico y la litigiosidad judicial, entre otros temas.
Sobre la situación actual del sistema de Riesgos del Trabajo, en la opinión de los entrevistados no cabe duda de que la principal amenaza para este escenario fue la pandemia que comenzó en marzo de 2020, tanto a nivel nacional como internacional. En el ámbito de las aseguradoras, el Covid-19 generó tantos o más inconvenientes como al resto de los mercados, con la particularidad que se debió enfrentar la atención integral de los casos.
El Sistema de Riesgos del Trabajo en Argentina ya tiene una trayectoria de casi 26 años, anclado en 4 actores básicos: el Estado, los empleadores, los trabajadores y las aseguradoras de Riesgos del Trabajo (ARTs). Es un sistema fortalecido que atravesó los distintos vaivenes de la economía a través de los años, pero es la primera vez que transita una pandemia.
Al ser un sistema de base aseguradora, necesita reglas que sean respetadas en los ámbitos administrativos y judiciales. En este sentido aún está pendiente la adhesión de 10 provincias a la Ley Nº 27.348, a la creación de los Cuerpos Médicos Forenses, con peritos que utilicen el baremo de incapacidades y cuidar el financiamiento del sistema. Cabe destacar que el Fondo de Enfermedades Profesionales (FFEP), con la irrupción del Covid, pasó a ser deficitario y actualmente acumula una pérdida del orden de los $ 20 mil millones en los casos ya pagados, habiéndose incurrido en un total de $ 60 mil millones. Sólo en los siniestros mortales por Covid hay más de 3.700 siniestros, informados en el registro de denuncias de la SRT, que representan sumas millonarias que las ARTs deben erogar en concepto de prestaciones dinerarias.
En cuanto al contexto económico en el que opera el sistema: Con la reactivación del mercado de trabajo y de los sectores que fueron más castigados por la pandemia (construcción, comercio, hotelería, restaurantes), sumado a la recuperación de la capacidad productiva de las empresas, podemos ser optimistas en cuanto a las perspectivas para el ramo. El reverso de la moneda sigue siendo la judicialidad. El sistema cerró el año 2021 con un ingreso de aproximadamente 80.000 nuevos juicios, que ponen cada vez más en evidencia lo esencial que resulta que las provincias avancen con la creación de los Cuerpos Médicos Forenses, al igual que la CSJN en el caso de CABA, tal cual lo estipula la nueva ley. Ello permitiría zanjar la disparidad interpretativa de los porcentajes de incapacidad. Sin paridad de criterios, es difícil esperar una baja en los litigios. También es preciso mencionar la insuficiencia de la prima de mercado frente a la coyuntura actual.
El incremento en la cantidad de siniestros (accidentes del trabajo, enfermedades profesionales y accidentes in itinere) ha sido significativo, fundado en la vuelta a la normalidad de muchas actividades, la disminución de trabajos bajo la modalidad home office y, especialmente, la reactivación de determinadas actividades como la construcción, industrias metalúrgicas y comercios.
Durante la pandemia, la siniestralidad disminuyó en las fases de cierre de las actividades económicas, en conjunto con el teletrabajo. Al reabrirse gradualmente la circulación de las distintas actividades, la siniestralidad volvió a promedios habituales. Si se compara la evolución durante los primeros meses de este año en relación con 2021, se puede ver un crecimiento a partir de marzo 2022. Durante los meses de enero y febrero de 2022, la presencia de la cepa Ómicron generó aumento del ausentismo en los trabajos presenciales y, particularmente, en el personal de Salud. A partir de enero de 2022, la siniestralidad está retomando sus índices normales y habituales prepandemia, como consecuencia de, por un lado, la limitación de la cobertura por Covid-19 a los trabajadores, personal de salud y fuerzas de seguridad federales y provinciales; y por otro, el levantamiento de las restricciones. En este sentido, las denuncias por casos Covid dejan de tener un rol predominante. Así, en el primer cuatrimestre 2021 los casos de Coronavirus representaban un 40% de la siniestralidad; mientras que en ese mismo período 2022, esta participación se ha reducido a un 10%, aún con la irrupción de la cepa Ómicron.
Cabe destacar que la campaña de vacunación nacional tuvo un efecto muy positivo en los trabajadores, tanto por la reducción abrupta de cantidad de casos, como por la disminución de la gravedad que revisten en los siniestros. El trabajo de equipo interno y la capacitación inmediata dieron las herramientas para poder atender las demandas generadas por la pandemia. También, el flujo normal de fondos de las empresas se vio afectado en los aspectos de financiación de las prestaciones relacionadas con Covid, por ello, el reto sigue siendo el financiamiento de las prestaciones de esta cobertura extraordinaria y se deberá estar muy atento a reclamos que guarden relación con posibles secuelas del Covid.
Completan esta edición una amplia variedad de notas, artículos y estadísticas que permitirán evaluar la situación del mercado de seguros, además de nuestras habituales secciones de noticias nacionales, latinoamericanas e internacionales, indicadores económicos y el suplemento de legislación.
Hasta la próxima edición.

Pedro Zournadjian
Director