Editorial de Mayo 2024

El pasado 21 y 22 de mayo la revista Mercado Asegurador (MA) realizó en el Hotel Marriott de Buenos Aires el 11° Seminario Latinoamericano de Seguros y Reaseguros en forma presencial. El lema fue “Desafíos y Estrategias del Seguro y el Reaseguro Latinoamericano en Tiempos de Crisis”. Este prestigioso evento, que se realiza cada dos años, se desarrolló durante la celebración del 47° aniversario de nuestra revista. Para MA ha sido un verdadero privilegio organizar este evento internacional, en el que han participado distinguidas personalidades de distintos sectores y países, en un momento complicado del mundo del seguro y el reaseguro internacional, y de nuestro país y región en particular. 

Por ello, agradecemos el apoyo y colaboración recibida de autoridades, auspiciantes, disertantes, panelistas y amigos que contribuyeron al éxito de este onceavo seminario, un clásico de Argentina y Latinoamérica. 

En esta edición el tema central es el reaseguro y, como siempre, destacamos la importancia que tiene para el normal desenvolvimiento de la actividad aseguradora. Sostenemos también el tradicional eslogan “No Hay Seguro Sin Reaseguro”, tan antiguo como vigente desde su primer día, no obstante los cambios que se producen en la actividad aseguradora. Sin reaseguro no existe la posibilidad de desarrollo del seguro ni de los distintos sectores que la rodean. Sin reaseguro no es posible dar protección a la comunidad, a las distintas actividades industriales, comerciales y financieras que contribuyen al desarrollo y al fortalecimiento de la economía de los países y al bienestar de la población.

Sin embargo, a pesar de los valiosos aportes del sector a la economía de un país, algunos aseguradores y gobiernos consideran erróneamente que el reaseguro suele tener un costo adicional a veces excesivo. Claro que esta apreciación se realiza mientras no existan importantes siniestros por recuperar y pagar. 

En algunos países con déficit presupuestario y escasez de divisas, se mide equivocadamente la incidencia del reaseguro en la balanza comercial por el volumen de primas cedidas al exterior. No se toman en cuenta los retornos que ofrece el reaseguro proporcional a través de comisiones básicas y adicionales, la retención de reservas, la participación en las utilidades, los siniestros recuperados, los impuestos pagados por el reasegurador y juegos de reservas. Especialmente en los contratos proporcionales, cuyas cuentas trimestrales no suelen tener saldos a pagar por sumas muy elevadas e incluso hoy se encuentran vapuleados por la devaluación incesante de la moneda y las demoras en los pagos de las obligaciones contractuales con motivo de la escasez de divisas.

Esa interpretación de que el nivel de cesiones del reaseguro incrementa la salida de divisas ha llevado a algunos gobiernos a privilegiar el aumento de las retenciones. Esta acción se realiza a través de reservas de mercado que fomenten la retención nacional u obligando a la contratación de coberturas de reaseguro No-Proporcionales en lugar de las Proporcionales; olvidando que son estas últimas las que ayudan a mejorar el margen de solvencia de muchas aseguradoras que no se destacan por su solidez patrimonial. Sin embargo, pueden existir casos de reaseguro excesivo, que deben ser detectados, observados y regulados por el organismo de control.

Actualmente, en Argentina el mercado de seguros sigue preocupado por las consecuencias que pueden presentarse en las renovaciones de los contratos y facultativos ante la demora en los pagos de los saldos vencidos del reaseguro. Si bien la situación ha mejorado por las acciones del actual gobierno, aún no constituyen una solución económicamente saludable para las aseguradoras. Esta anormalidad afecta sobremanera el normal desarrollo de la actividad aseguradora y la protección de asegurados. Por lo cual, se espera que el Gobierno ponga mayor atención en la solución de este problema con el estricto cumplimiento de las medidas adoptadas para el pago de los contratos celebrados después del 10 de diciembre 2023.

La inestabilidad monetaria, aparentemente ahora controlada, y los procesos de alta inflación hacen que los reaseguradores sean muy cautelosos a la hora de establecer precios y condiciones. Argentina en particular sufrió desvíos en las estimaciones de ingresos, más la involución económica y la incertidumbre respecto de cómo afectaba el escenario de inflación sobre aquellos casos judicializados. Esto, sumado a ciertas demoras en obtener las divisas para afrontar pagos en tiempo y forma, hizo que algunos reaseguradores se mostraran algo reticentes a aceptar riesgos medianos y pequeños. Puede resultar de esto que se generen varios cambios a nivel liderazgo de programas; y se estima que la evaluación de ofertas también derivará en algunos pedidos de pago inmediato.

El reaseguro es considerado un instrumento esencial, válido y relativamente económico para generar capital. También permite buscar soluciones para aquellas debilidades que podrían surgir en las aseguradoras, tales como una posible disminución de la liquidez y nuevas normas contables acordes con los requerimientos de Solvencia II. El reaseguro no solo cumple con sus funciones originales -que consisten en reducir los efectos de la intensidad y excesiva frecuencia en los siniestros y la volatilidad del resultado de la suscripción, así como también homogeneizar y mejorar la diversificación de la cartera-, sino que cada vez más es considerado como un socio estratégico en el desarrollo de nuevos productos y en cuestiones relativas al acceso al capital y el crecimiento financiero. 

En un marco general de incertidumbre, donde los esquemas de solvencia son cada vez más exigentes y los rendimientos financieros bajos, en el cual hay un constante cambio de la percepción del riesgo (cambio climático, conmoción social, conflictos bélicos etc), se visualiza que se atenúa el hard market para determinadas coberturas de reaseguro, pues la alta oferta de capitales ha detenido la dureza en las cotizaciones y condiciones.

No hay duda que en el mundo la única constante es el cambio; aspectos como los avances diarios en la tecnología, en el campo digital y en las comunicaciones, las catástrofes naturales, los conflictos internacionales, las nuevas conductas de los consumidores cada vez más informados, o las nuevas regulaciones, afectan tanto a la oferta como a la demanda de servicios.

Es por esto que la industria del seguro y del reaseguro tiene que innovar para seguir siendo relevante para los clientes. En este sentido, son centrales el avance de las start-ups con nuevas tecnologías, como por ejemplo, big data, data analítics, blockchain, etc., que desarrollan esquemas sofisticados en soluciones de gestión de capital. Por otro lado, son extremadamente relevantes también las Insurtechs y la adaptación al entorno digital de las tradicionales aseguradoras, el uso de digitalización, la IA, e Internet de las Cosas, y, en la actualidad, se incorpora la IE (Inteligencia Emocional), tan importante en las relaciones personales, etc. Estos avances tecnológicos y la disponibilidad de grandes datos afectan el valor agregado de la actividad aseguradora y reaseguradora en general.

Las nuevas tecnologías en reaseguro sin dudas traen un sinnúmero de oportunidades y trabajar con expertos tiene sus beneficios. Aunque esto sea evidente y los avances están a la vista, este nuevo panorama está lejos de ser fácil de ejecutar. Los nuevos modelos asociativos y el ensamblaje de ecosistemas digitales requieren nuevas capacidades tanto tecnológicas como culturales. Es un camino sin retorno, en el que nadie puede darse el lujo de quedar excluido.

Completan esta edición una variedad de entrevistas, notas, artículos y estadísticas que permitirán evaluar la situación del mercado de seguros y reaseguros, además de nuestras habituales secciones de noticias nacionales, latinoamericanas, internacionales e indicadores económicos.  

Hasta la próxima edición. 

Pedro Zournadjian
Director